jueves, 30 de octubre de 2014

Dulce y amargo

... y siguiendo con el café...

La simple decisión de una persona al elegir un buen café sin atuendos, a otra eligiendo el mismo café pero con alguna sustancia edulcorante, dice más de lo que te piensas.
 
Saber disfrutar de lo amargo, llegar a descubrir el placer en lo más profundo de ese sabor y extrapolarlo en los diferentes aspectos de la vida... es para pensarlo.

martes, 28 de octubre de 2014

Café

Al preparar café cada mañana, medio sonámbulo, me hago la misma pregunta: ¿Qué despeja más, el café o el mero hecho de prepararlo?

sábado, 25 de octubre de 2014

Chatarrero

(Continuación de Chatarra)

Ellos eran los chatarreros ambulantes. Un camioncillo, la familia y a rodar.

La primera vez que los vi, joder, desconfíe como hubieras desconfiado tú.

- Buena, ¿no tendréi argo de xatarrica porahi?

- Hostia, pues no, ahora mismo no.

- Esque visto ahí detrá uno retale de xapa y un par de bidone con virutiya...

- Sí bueno, estamos esperando a reunir un poco más y la iremos a vender.

- Si quiere me la yevo yo. Tengo el camiong ahí. Están lo xavale que la cargan en un momentico.

- Ah, eh... no sé. Es que necesitaríamos los papeles del control de residuos y tu no creo que nos los puedas conseguir.

- Sí, papele sí. No hay poblema. ¡Niño vete cargando lo bidone!

- Espera, espera... ¿Tenéis una empresa de control de residuos?

- Sí, lo yevamo al xatarreo de la carretera de Monblanc. Me lo pesa, me pone cuanto va er kilo, traigo er papeliyo y te doy la pasta.

Yo ya no sabía que decir. Era una conversación de besugos, nadie se enteraba de nada. Bueno, yo no me enteraba, él se hacia el loco. Tenían la furgoneta medio cargada, nos habían ventilado casi toda la chatarra en menos de dos minutos. -Son del oficio.- Pensé. Que iba a hacer; les deje ir. Me dijeron que mañana se pasarían con el dinero de la venta. Yo lo daba por perdido. Prefería no volver a verlos jamás, a que me trajeran la pasta al día siguiente.

Pasaron veinticuatro horas, me encontraba en el taller, no recuerdo que hacia, cuando de pronto veo por la carretera el camioncillo acercándose al recinto. -¡Son ellos!- Joder, parecía que hubiera visto a la mafia italiana con cabezas de caballo buscando camas donde dejarlas. Allí los tenía. -¿Qué querrán?-

- ¿¡Qué pasa xavá!?

- ¿Qué dices?

- Ha ido un poco xunga la cosa. Está muy tirao. Mira er papeliyo, dosientosetenta kilo a sero catorse séntimo... Tá muy má.

Mal del todo. Me estaba timando de todas todas. -¿Doscientos setenta kilos?- ni de coña... -A cero catorce céntimos.- Si nosotros nunca habíamos vendido por debajo de cero dieciocho. Me daba algo más de treinta y cinco euros. ¿Qué iba a hacer yo con treinta y cinco euros a repartir entre todos los currantes? -Es igual, quédatelos.- Dije, a lo que el respondió: -¿Tiene arguna cosica má? -Que cabrón el tío, no le sacia nada.-

Pero a base de verlo por ahí de vez en cuando y charlar el poco tiempo que tardaban sus hijos en cargar el camión, nos fuimos conociendo. Jamás cobré, ni yo ni ninguno de mis compañeros, un duro de lo que le dábamos. Eran buena gente y se buscaban la vida "de forma honrada", como decía él. Conocí a sus hijos y a su mujer que tenía una parada en el mercadillo. El resto de personas que trabajaban allí conmigo, en un principio, no les parecía del todo bien. -Dar algo que es nuestro, lo limpiamos nosotros de las máquinas y lo almacenamos, para que ahora vengan estos y se lo lleven crudo...- Pero como me pasó a mi, ellos con el tiempo también los conocieron y se dieron cuenta de que la vida que llevaban era muy dura. De verdad que se lo curraban, no paraban de ir de aquí para allá con la furgoneta, buscando algo que cambiar por dinero y a la vez cambiar por comida. Son una familia numerosa, él era joven y ya tenía tres o cuatro nietos, más las mujeres de sus hijos, haz cuentas. Realmente muy buena gente. Les ayudábamos en lo que podíamos y podíamos darle algo que, pensándolo fríamente, a nosotros nos sobraba.
 
Hoy en día, ya no controlo del tema. Sí, en la empresa donde estoy, seguimos vendiendo el residuo metálico que generamos, pero las cantidades apenas son apreciables. Si algo nos ha enseñado la "crisis" es a reciclar y aprovechar las mermas hasta desaparecer.
 
Este tipo de chatarreros ambulantes de los que hablo, no tienen nada que ver con los que te encuentras, por todas partes con los carritos del "Pryca" deambulando por las calles. A estos no los conozco en primera persona, pero me los encuentro cuando vamos a la chatarrería. No tengo nada contra ellos, repito, no les conozco, pero sí sé que el rollo en los chatarreros ahora es diferente. Ya no estamos en aquella época donde sabías que estabas en casa ajena y respetabas las normas como es debido, ahora más bien parece una jungla férrica de anarquía y eso jode.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Patatas de churrero

Te has levantado pronto, llevas semanas pensándolo, lo tienes todo comprado, no falta de nada, está bien organizado en tu mente. Empiezas como si fueras un autómata a preparar el postre. Mientras está en el horno, comienzas a picar cebolla, a pelar y cortar el resto de verduras que acompañaran al primero. El segundo no te preocupa, cuando tengas el horno libre, lo meterás y prácticamente lo tendrás a punto para servir cuando llegue la hora. El entrante, un surtido de pequeños bocados que hará que los deseos de los comensales más exigentes, se deshagan de placer. No, no te has quedado corto/a, te reafirmas, pero por si acaso pondrás unas patatas de bolsa...
 
Habéis terminado, falta el postre y el café. Pero hay algo que no te cuadra. En la cocina encuentras algún primer plato a medio acabar, los segundos que todavía descansan sobre el mantel, apenas están vacíos y los entrantes medio amontonados en el fregadero, parcialmente mordisqueados. Entonces diriges la mirada a los cuenquecillos que almacenaban las patatas... ¡Oh Dios mío! ¡No quedan ni las migajas que apuran la bolsa de patatas!
 
Pon en la balanza las sobras del cuenquecillo de las patatas de churrero; todo dependerá del lado que decante.

sábado, 18 de octubre de 2014

Chatarra

Una de las ventajas de ser mecánico, es que conoces el funcionamiento de las cosas. Debes saber desde la colada del material elegido para construir la pieza, hasta la instalación del equipo donde se encuentra. "Mecánico" es un termino mal empleado en la mayoría de los casos. Bajo mi punto de vista, estrictamente personal, se le llama "Mecánico" a cualquiera que sepa sustituir una pieza por otra. Considerarse "Mecánico" es mucho más, pero esa es otra inquietud de la que más adelante hablaremos.
 
Una de mis experiencias más remarcables desde que pertenezco a este honorable gremio, es el trato con los chatarreros, con las chatarrerías.
 
Todavía recuerdo la primera vez que entré en una de ellas. Era un sitio oscuro y húmedo, ya que una parte de la nave estaba al descubierto y quedaba a la merced de la lluvia. Debajo de la zona destechada, se generaba una especie de vegetación amazónica que al contacto con el hierro, desprendía esa humedad oxidada. El lugar me parecía tan grande, que no me separé del jefe por miedo a perderme entre las montañas de ferralla. Todo era peculiar, los puentes grúa, la cizalla, el imán, camiones rebosantes de material, todo inmenso a ojos de un chavalín de dieciséis años. Lo primero que vi y me sorprendió, fue al hombre encargado del soplete. Un señor, ya mayor, arrastrando entre escombros de metal las botellas, de oxigeno y acetileno, dispuesto a cortar cualquier trozo que sobrepasara las dimensiones requeridas para entrar en un camión. Aquel personaje era un maestro capaz de cortar recto, a escuadra y sin apenas lanzar escoria, espesores de más de cien milímetros. -¿Qué hacía allí? ¡Debería estar trabajando en alguna de las caldererías más potentes de la zona!- Cuando lo veías desplazarse, la pregunta se resolvía sola, el pobre hombre andaba cojo. Por lo visto, accidente laboral. Así que, allí estaba desterrado.

Otra cosa que me causo impresión fue la cantidad de toneladas que allí se movían. Cumbres de chatarra. Inoxidable, aluminio, bronce, zinc, hierro, cobre... había de todo. Nosotros éramos un taller pequeño y no estaba acostumbrado a tales cantidades. Llevábamos un par de bidones en la furgoneta con retales de chapa y ya me parecía ser del cartel del hierro. Eran otros tiempos, incluso en el propio chatarrero vendían material. Algunos tubos, redondos, barras, chapas... un poco de todo y a veces más. Las personas que esperábamos tanda allí, pertenecíamos todos al sector, desde cerrajerías a grandes industrias caldereras. El jefe de todo aquello, no perdía el hilo de nada, era omnipresente, pesaba, dirigía, pagaba, vendía... lo hacia todo y de cabeza. No se le escapaba una peseta, ni un kilo. La sensación de aquella primera vez, fue espectacular. Si todo aquello que desechábamos allí era tan gigantesco, imagina como debía ser lo que producíamos.
 
El tiempo fue pasando. Hubo una temporada, en que todos los chatarreros estaban recelosos. Se mantenían a la expectativa de algún acontecimiento importante. Se rumoreaba que compraban explanadas sin fin y las inundaban de chatarra. Almacenaban y almacenaban con paciencia. Por lo visto la demanda estaba a punto de subir. Creedme cuando os digo, que si existe algún gurú de las fluctuaciones bursátiles, esos son los chatarreros. Según parece la jugada les salió bien.
 
Ya en una época más reciente. Me encontraba trabajando para otra empresa donde me ascendieron y me dejaron, un poco, al mando del departamento de Mecanizado. Trabajábamos en la construcción de piezas para diferentes sistemas mecánicos, normalmente de transmisión. El arranque de viruta era nuestro procedimiento estrella y el residuo que desechábamos era minúsculo. En resumen, trocitos muy pequeños de acero limpio dispuestos para almacenar. Es muy apreciado, ya que en poco volumen obtienes mucho peso. En un principio venía una empresa y se llevaba todo el material, pero vimos que salía más a cuenta almacenarlo nosotros y llevarlo personalmente a vender. Tuvimos que hacer alguna trampa por el tema de los controles ISO, pero eso ahora no importa.

Llegaron los primeros aires de la  temida "crisis", apenas generábamos suficiente para ser rentable si descontábamos el transporte de tan poca cantidad. Molestaba tener almacenada chatarra hasta conseguir el volumen suficiente para ir a venderla. Entonces aparecieron ellos...
 
(Continúa el 25/10/2014 - Chatarrero)

jueves, 16 de octubre de 2014

SMS

Si cambias la letra del medio por una "O" tiene más sentido.

He leído por ahí, que el 95% de las personas prefieren mandarse mensajes de texto que hablar por el móvil. Todos se excusan en que es más practico, rápido y conciso. En realidad todo es pura hipocresía. Nos cuesta hablar, dialogar, charlar entre nosotros. ¿Por qué? El género humano y su encarnizada lucha por la defraudación de si mismo, no defrauda; valga la redundancia.

Preguntas con caras sonrientes y respuestas con puños en alzo, no creo que a eso se le pueda llamar "conversación".

Un SOS, mejor que un SMS.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Sí, es hoy

Es que no me gusta, de verdad. Creo que es por lo del rollo ese antisocial. Es que no puedo, me cuesta a horrores. Soy un desagradecido, pero no de ahora, de pequeño ya lo era.
 
De todas formas, gracias por estar ahí.

martes, 14 de octubre de 2014

Llévame

La situación es la siguiente:

Lunes 5:58:02 de la mañana, faltan dos minutos para que la radio inicie su encendido programado y el informativo matinal taladre tu cerebro adormilado. Te encuentras tumbado mirando al exterior de la cama, giras sobre ti mismo y abrazas a la persona más importante de tu vida, a la que más quieres, aquella persona que sin su presencia cercana hace que tu vida pierda el sentido. 5:58:40 coordináis las respiraciones como si estuvierais escuchando una claqueta con el mismo tempo. La posición es inmejorable, vuestros cuerpos se encajan a la perfección, nada molesta, estáis completamente moldeados el uno al otro. Paz, tranquilidad, el vacío absoluto, solos en la nada. 5:59:13 lo empiezas a pensar, ese pensamiento recorre tu espina dorsal y posee tu cuerpo otra vez. Siempre es lo mismo, siempre aparece. 5:59:28 Te reafirmas en lo que piensas. Si alguien o algo, incluso algún ser diabólico o maligno, te formulara una petición de cambio, un trato, aceptarías sin dudarlo. No llegar nunca al caos de las seis, cambiar ese colapso mental de enfrentarse otra vez a la gincana diaria, por esa sensación placentera infinita. Lo firmarías ahora. No es una decisión en caliente, lo llevas razonado dos minutos eternos, lo firmo consciente de ello. 5:59:58 no ha aparecido, todo sigue igual. He propuesto dar mi vida a cambio y aún así no ha habido trato. Sé que tendré más opciones, pero no sé si aguantaré hasta que aparezcan. 6:00:01 te desprendes de todas esas sensaciones de forma automática e invaden tu cuerpo las antítesis de ellas.

Frente a semejante caos, solo cabe decir: Buenos días.

sábado, 11 de octubre de 2014

Información

En varias ocasiones hablo de citas que alguien en algún momento de su vida creyó debido explicarme. Esta ocasión no será distinta. Cierto día un profesor de lengua, que a su vez era profesor de ciencias, creo, me comento algo como si fuera un Nostradamus moderno capaz de predecir un futuro no muy lejano, pero del todo incierto. Este característico profesor dijo: -En un futuro no será importante memorizar información, lo realmente importante será saber encontrarla.- Supongo que se refería a algo relacionado con estudiar, los exámenes o el colegio en general. Al paso de los años, no sé porqué, he retenido estas palabras en mi mente por alguna razón, hasta que me di cuenta de que este hombre fue un visionario de la era moderna.

¿Quién quiere aprenderse la cadena de aminoácidos de una proteína, si Google te da más de un millón de respuestas en menos de un  segundo?

Parece magnífico, ¿no? En algunos momentos recuerdo que no hace tanto tiempo, programaba con antelación mis excursiones a una de las tiendas de discos de la ciudad, la "Tipo". Fíjate si era importante tal acontecimiento, que la visita a esa tienda era programada con anterioridad y minuciosamente. Dinero, bono-bus, hora de salida y de llegada... todo controlado para el gran advenimiento. Una vez allí y dispuesto a abrir la puerta, pasabas al otro lado y te sumergías de lleno en los discos y Cd's, mientras el hilo musical era conducido por "Avalanch", "Saratoga" o "Ankhara". Levantabas la vista y veías a peña mayor que tú, que vestían chupas de cuero, chalecos tejanos, cadenas y unas Dr. Martens. Pensabas: -¡Como mola!- Era un entorno mágico. Empezabas a pasar Cd's de forma compulsiva, sin saber muy bien que te ibas a encontrar. La mayoría de ellos ni los conocía. A veces me fijaba en la portada de algún disco, me gustaba y me lo llevaba a casa sin saber siquiera si tenia alguna pista de audio grabada. Así fue como descubrí alguno de los grupos más influyentes en mi vida, por ejemplo "Kamelot" con el Cd "The fourth legacy - 1999", puro azar. El toquetear los discos a la aventura, la emoción de elegir uno y no saber como sonará, llegar a casa, desenfundarlo, ponerlo en la minicadena, hojear el librillo, darle al play y... -¡Oh dios mío!- El primer acorde... descubrir como era el sonido del sonido bombo, si el bordonero de la caja estaba más o menos apretado... -¡He acertado!- Lo sabía desde el primer segundo de la "track 01".

¿Dónde han quedado estas sensaciones? La espera a tener físicamente ese disco en tus manos, pasarle la esponja, colocarlo en el tocadiscos, escuchar esos parásitos del principio y disfrutar de las melodías tan deseadas. ¿Dónde queda la emoción de la espera? ¿Dónde están esos nervios previos a lo desconocido?

Creo que se escapa algo, no puede ser lo mismo. -¿Cuándo saca el siguiente disco esta peña? -Ya está en Spotify.- Ni te has enterado. Es tal el flujo de información que las pequeñas cosas esenciales pasan desapercibidas a cada momento.

Yo digo que cambiaría ahora mismo la facilidad de saber en que proteínas se encuentra la Glutamina, por volver a notar algunas de esas sensaciones que parecen tan añejas.
 
Volviendo a mi pluriempleado profesor, él vaticinó todo este rollo de encontrar la información creyendo que era algo bueno, algo positivo, que había dado en el clavo de un futuro próspero. Solo espero que recuerde el día que decidió expresar lo que pensaba y se de cuenta de que ese futuro, no es tan perfecto como predecía.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Runners

Esa mirada, punzante como un picahielos bien afilado clavado en la nuca, cuando me cruzo con un "Runner" al terminar su sesión matutina, no tiene desperdicio. No puedo dejar de admirar la soberbia de esos ojos fijados en mi persona. Los andares de prepotencia sobre sus gemelos, femorales y cuádriceps bien entrenados estremecen.

Me gusta creer que esa mirada responde a un acto desafiante, a una pregunta que se responde, en su mente oxigenada, automáticamente. Él piensa: Mira este tío, no aguantaría ni una de mis sesiones más flojas. Sedentario...
Yo adormilado, de camino al trabajo pensando en el faenón que me espera y consciente de que mi trayectoria será asaltada por un espécimen con calzado supino, pienso: Mira este tío, mucho correr y luego cogen el mayo de ocho kilos y no dan ni un par golpes. Tirillas...
Lo inevitable acaba sucediendo. Nuestras miradas se cruzan brevemente y pensamos al unísono: ¡Qué pringao!

sábado, 4 de octubre de 2014

El universo

-Infinitas preguntas que responder en un tiempo finito.-

Podría dejarlo aquí y si profundizas en la introducción, habría hecho la mejor tesis jamás escrita. Pero como que necesito liberar espacio de mi "física" mente y por ahora veo que mi mujer no me llama, dejaré que se me vaya un poco la olla y disfrutaré un rato.

Lo primero que haré, es mencionar las palabras que mi profesor de filosofía cito en cierta ocasión. Estás palabras fueron las que me abrieron un mundo de preguntas que solo en una ocasión logre resolver. Él dijo lo siguiente: -El mundo, todo lo que nos rodea, el universo y cada vida en él, puede encontrarse entre la porquería de la uña de un gigante.- A mi esto me dejo aún más loco. Me estaba diciendo que en cualquier lugar habían universos por ahí sueltos. Vidas como la mía que albergaban otras vidas, formando un espiral infinito de universos. En cada átomo de todo lo que nos rodea, si hurgas en lo más profundo, allí encontrarás un universo sin fin. La inmensidad de este comentario, que hizo aquel hombre que daba filosofía a unos chavales, al menos cambió a uno. De eso va ser profesor, ¿no? de causar impacto a tus alumnos para que se queden con algo de lo que les has explicado. Pues este lo consiguió.

A partir de allí, fue como un concurso donde cada idea es un participante que combate contra otras, para ver quien puede ser más extravagante en sus preguntas.

De todas ellas, la única pregunta que sigue atrayéndome, es una que formé no mucho más tarde que otras. Quizás la formé porque vi o leí algo, no lo sé, tampoco me interesa reclamar la autoría de ella. La pregunta es la siguiente: -¿Y si cada uno de nosotros, ve el mundo de forma única, de forma subjetiva?- Esta pregunta parece un poco confusa, o más bien es tan clara que confunde, pero tengo una teoría que la explica. Un ejemplo practico es pensar en cuando somos pequeños; relacionamos cosas y aprendemos según los estímulos recibidos. Ahora pensemos en los colores, rojo, azul, amarillo... cualquiera. Todos sabemos que colores son, porque alguien en la fase de aprendizaje nos dijo que este color que vemos recibe el nombre de rojo, este otro que ves aquí se llama azul y este amarillo. Pero, ¿realmente el color rojo que yo veo es el mismo color que tu ves? De manera subjetiva yo veo colores igual que subjetivamente tu los ves. Simplemente han asignado nombres a colores, nunca sabré que ven tus ojos.

Esta teoría se puede retorcer y aplicarla más a lo grande. Bajo mi punto de vista, podría ser que cada persona vea un mundo independiente, totalmente distinto al resto de mundos de los demás. No hay problemas porqué aceptamos todos unas pautas preestablecidas y nos ceñimos a ellas. -Yo no veo el rojo como tú, pero los dos coincidimos en el nombre del color que vemos.-

Bueno ya sé lo que estás pensando: -Menudo colgao, seguro que se pone hasta el culo, se sienta delante del ordenador y empieza a vomitar teorías de fumeta sin sentido.- Lamento defraudarte, pero  no soy de esos y cuando lo era, no empleaba el estado embriagado de mis pensamientos en nada que fuera productivo. Si haces el esfuerzo y te planteas esta pregunta unirás cabos y entenderás el porqué de este razonamiento: -¿Qué somos?- Sé que esta pregunta puede preceder a dos más: -¿De donde venimos?- y -¿A donde vamos?- Pero para mi son prescindibles. Si resuelves la primera, las otras dos van rodadas.

No, a mi no se me ha olvidado, aunque a ti sí. Antes dije que en una ocasión logre resolver las preguntas formuladas. Logré resolver la gran pregunta: -¿Qué somos?- Lo cierto es que sí y la paz que note cuando lo hice no tiene comparación a nada de lo que he podido sentir en más de treinta años. Fue una sensación cálida, acogedora, tranquila y clara. Los problemas por un instante desaparecieron. Me encontraba en una situación parecida al sueño REM pero totalmente lúcido. No puedo explicarlo mejor, lo siento, pero si quieres leer más sobre el tema pincha sobre "Fiebre de viernes noche". Lo peor de todo es que la respuesta permaneció en mi mente lo que durarías en el centro de un agujero negro. Inmediato. Fugaz. Instantáneo. Aunque para mi fuera eterno, sé que fue un destello y desapareció sin dejar rastro.

¿Cómo conseguí ese estado? No se lo recomiendo a nadie, ni tampoco dejo de recomendarlo, allá cada cual, pero... joder, ¡mis amigas secas y larguiruchas hicieron maravillas!

jueves, 2 de octubre de 2014

Hola

Mira es que... no quiero conocerte. Seré un pedazo de escoria humana, pero soy escoria que no quiere conocerte.