sábado, 11 de abril de 2015

Gurús del fitness, descanso


Cuando inicio un nuevo recorrido, me hago siempre la misma pregunta: -¿Hasta dónde llegaré?- El miedo a que el fervor de la arrancada de pie a un terrible y prematuro final, me produce pánico. Sí habéis leído bien, el mismo miedo al fracaso me produce pánico; aunque sea un poco redundante. Ya me ha pasado otras veces, una de las más destacables la explico en la entrada "Falsas apariencias" y como en aquella vez pienso que puede volver a pasar.

El mundo del fitness y más concreto en el culturismo, a mi modo de ver es distinto, no valen las medias tintas. O estás, o no estás. Para entenderlo vamos a clasificar en dos grandes grupos la gente que acude al gimnasio. En el primer saco meteremos casi al ochenta por ciento de las personas que ves en la sala de pesas, podríamos decir que son las que "no están". Son aquellas que acuden como un hobbie evocado a la caducidad, por una obligación personal, cuando tienen un rato y quieren desconectar de su aburrida rutina o porque simplemente necesitan moverse y les gusta. Siguen el plan de ejercicio que el monitor les dicta sin ningún tipo de criterio personal. Muchos de estos no saben ni que grupo muscular hacen al realizar un ejercicio y los ves como patos mareados a la hora de interactuar con las pesas. Por otro lado ojeas a otros que ya llevan cierto tiempo y se esmeran un poco más. No son grandes deportistas, pero a base de asistir cotidianamente han adquirido cierto tono muscular nada despreciable. A continuación de esta "normalidad" pero todavía sin saltar al otro lado del margen, encontramos al típico hombre que cumpliendo ya pasados diez lustros de existencia, se empeña en restarle a este un cuarto de siglo añadiendo todos los discos de veinte habidos y por haber. De todos los seres que pasan por el suelo acolchado del gimnasio son estos los que me producen más histeria. No realizan ninguna rutina, van a salto de mata. Si estás haciendo, pongamos sentadillas, cuando acabas vienen y dicen: -¿Has acabado? -Sí. -Vale, no desmontes la barra.- Empezará la serie con el peso con que tu has terminado y sin calentar, como para demostrar que él puede más; a lo mejor viene de hacer cuatro levantamientos de jalón tras nuca con todo el peso de la máquina, ¡que más da! Por supuesto no logrará llegar ni a seis repeticiones y ninguna de ellas completa. Tampoco dudará en avisar a un par de chavales despistados de la situación a que le echen una mano, porqué después de la primera serie, claro está, irá incrementando el peso convirtiéndose en un ejercicio extra para estos dos "ayudantes". La indumentaria con que merodean es reveladora. -¡Es la misma ropa de cuando tenían veinticinco años! Se han aferrado a esa época y van con todo, no dejan nada por supuesto.- En algún caso extremo, al pasar por el lado de uno de estos cromañones, incluso podrás oler el bar de la esquina impregnado en su piel. -¿¡Qué pasa!? Ellos pueden con todo.- A la par de estos "hombres", con todas y cada una de las sílabas, van las mujeres. Cincuentonas con los pechos operados que se relacionan con todo el mundo. Van allí a entablar amistad o lo que surja, sin apenas tocar más de diez segundos una pesa. Sí, sí, no exagero. Corretean por la sala haciéndose notar con indumentarias impropias aunque sean incomodas para practicar deporte. No sudan, lo sabrías al instante porqué el rímel que mece sus ojos, caería por su estirada cara cual chorretón de grasa en el flamante inoxidable de una freidora de hamburguesería. Eso no les quita de que tengan, a criterio de algunos/as, un cuerpo envidiable.

Fuera del ochenta por ciento de esta peculiar fauna, encontramos el veinte por ciento restante. Los mesías, los dioses del Olimpo, los elegidos y señalados por una mano anabólica, en definitiva los que "están". Son aquellos que van más allá. Veneran al músculo como a una figura sagrada, se entregan por completo a él y desprecian todo aquello que no tenga relación. Viven por y para rendir culto a un cuerpo que han fabricado a su antojo; el "yo me he hecho a mi mismo" en su máxima expresión. Vigorexia ahora lo llaman, fanatismo diría yo. No hay nada de malo en la palabra "fanático", me parece muy bien las personas que anteponen su físico por encima de todo, en cierto modo es lo que todos hacemos, aquí la crítica va por otro lado. Para ellos el resto somos un incordio, molestamos, profanamos su templo con nuestra presencia. Si no piensas como ellos te menospreciaran; y aunque tus ideas pueden llegar a encontrarse en algunos aspectos, fisicamente no eres uno de ellos. -El lugar les pertenece, ¿no ves que es el tío más fuerte en kilómetros a la redonda?- Detrás de estos iconos viene un séquito de seguidores que aspiran a ser como ese semi-dios hercúleo poseedor de la única respuesta a: -¿Cómo ponerme como tú?- Ellos son los apóstoles que tendrán la oportunidad de saber la gran verdad de ese cuerpo. -Los lametazos en el trasero a tu profeta, han dado resultado.-

Al principio cuando no te enteras de lo que pasa, piensas que algún día te pondrás como ese Hulk bronceado, pero a medida que profundizas ves que no es la base de atún y arroz lo que hace tener unos hombros del tamaño de cabezas, sino que interviene un jeringazo. Ahora empiezas a entender porqué no se duchan al acabar el entrenamiento, descubres que es ese acné manchando su abrumadora espalda y te das cuenta de que la facilidad con que pasan de un aspecto deshinchado y flácido a un volumen descomunal en apenas semanas, no es normal.

-Los ciclos anabólicos aumentan la masa muscular, incrementan la lipólisis, mejoran la síntesis proteica, estimulan la creación de glóbulos rojos, mejoran la capacidad contráctil del músculo, disparan los niveles de fosfocreatina productora de energía. Pero también proliferan las glandulas sebáceas causando el acné, distribuyen vello masculino en zonas no deseadas mientras determina genéticamente la aparición de la calvicie, reducen la secreción de hormonas gonadotróficas causando atrofia testicular, obliga al organismo a catabolizar toda esa testosterona extra y la convierte en estrógeno despertando así receptores femeninos que no deberían activarse en un hombre, llegando incluso a crear ginecomastia. Todo esto sin mencionar el desequilibrio producido en órganos como el hígado, riñones, corazón, medula ósea...-

Como en todo hay contraindicaciones. Jamás conseguirás parecerte a ellos si no te chutas, así de claro. Ojo, que el rigor debe ser constante y no varía aunque te dopes. No estoy diciendo que con pincharse baste, debes seguir un plan de entrenamiento y una dieta acorde con los resultados que quieras ver. Lo que digo es que estos tóxicos Gurús, que no dudan en dar lecciones en el gimnasio, blogs, posts y videos del YouTube, no explican toda la verdad. -Yo abandero la misma disciplina que tú, pero estamos en ligas diferentes, no ocultes la realidad, no la niegues.-

Y por fin todo se esclarece, no hace falta seguir compitiendo, aquí no barajamos las mismas cartas, ahora lo entiendo y puedo tomar mis logros como lo que son y no como metas que siempre quedan eclipsadas por gestas más "importantes". El merecido descanso de estar siempre alerta ha llegado, y aunque mi forma de ser hace seguir superándome con un ánimo frenético, el desprendimiento de ese lastre hará que levante una dominada más.

6 comentarios:

  1. Voy al gym tres veces por semana, tengo un plan de entrenamiento, pero no descanso como debería, je,je, ese es mi fallo!!
    Feliz lunes!!

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    1. De todos los posibles errores, ese es el más grato de enmendar, jejeje...

      Gracias Alejandra por la visita y el comentario.

      Que acabe bien el lunes, ¡un saludo!

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  2. Ayyyy, yoo soy un desastre y no voy al gimnasio. Monto en bici, nado, camino pero de gym nada, ahora, eso sí, me he reído con la fauna del gimnasio que describes. Un saludo!!!

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    1. No te pierdes nada, créeme. Para sentirse bien no hay cosa mejor que darse un largo paseo, salir a rodar con la bici y hacerse unos buenos largos... ya se pueden poner delante todas las pesas del mundo.

      Muchas gracias Marigem, por la lectura y el posterior comentario.

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  3. Buenísimo, yo iba pero decline el año pasado, por otras rutinas o clases. Me gustaba el gas porque daba una energía al terminar todas la# rutinas pero mientras duraba era como el infierno. Pero eso que dices es cierto los gurus anabolismo, algunos no si. Que te dan esa sensación de que estorbas. De todas esas categorías lo único que necesitas aparte de voluntad es dejar un tiempo, audífonos y un litro de agua. Ah si faltaba disciplina algo que solamente uno se puede imponer o enseñar?

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    1. Gracias por dejar tu opinión en esta sala de letras anabólicas.

      Un saludo, amigo.

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