sábado, 2 de mayo de 2015

Niños 2.0

-¿¡Perdone señor, sería tan amable de pasarnos la pelota, gracias!?- Mismo lugar, mismo colegio y misma hora de recreo pero veinte años después: -¿¡Oye, pásanos la pelota!?-

-¿Qué ha pasado?- Seguro que no soy el primero en hacerse esta pregunta y sé que los tristes hechos recientes han avivado la llama del debate, pero creo merece la pena reflexionar una vez más sobre el tema. Como veréis al acabar el texto, reflejo una idea bastante radical que no ha surgido en caliente a consecuencia de ningún suceso, no, sino que creo desde hace ya mucho tiempo firme y concienzudamente en ello.

Para saber quién son esos niños, primero deberemos saber quién son los padres. Chavales inquietos por jugar a la peonza y lanzar unas canicas, que no dudan en dejarlo todo al escuchar los primeros acordes de la sintonía de Bola de Drac (Dragon Ball). Críos que con una réplica a escala de una excavadora Caterpillar y un par de Clicks de Playmobil, pasan la tarde surcando intrépidas aventuras bajo sillas y mesas. Chiquillos que son perseguidos por el típico viejo cascarrabias empeñado en que un balonazo en la fachada va a causar aluminosis. Muchachos de rodillas peladas y manillares revirados, temerosos de llegar a sus casas al ver venir la colleja materna y ese "Ya te está bien". En definitiva, niños que han crecido y ahora somos nosotros; la generación del ochenta. -¡Joder, compartimos fecha de nacimiento con Thriller de Michael Jackson, se supone que nuestro futuro debería ser glorioso!- Nuestros padres, de los cincuenta, vivieron la miseria en sus propias carnes. Esa miseria les enseñó a labrarse el camino desde muy jóvenes y no era de extrañar que uno de estos espabilados jovencillos, al poco tiempo de su andadura laboral, cobrara más que su propio padre; eso no quitaba de que todos y cada uno de los céntimos que se cobrarán fueran destinados al fondo común familiar, ya que era lo más normal. Esos zagales que por primera vez en años empezaron a estar cómodamente posicionados, se comprometieron y crearon familias con la única condición de ser mejores a las de sus propios padres. No fue un menosprecio hacia nuestros abuelos, al contrario, la enseñanza impartida por ellos creaba este espíritu de superación; fueron quienes crearon esa manera de pensar.

Los desmelenados ochenta. Master of Puppets, British Steel, Powerslave, Bizzart of Ozz, Appetite for Destruction y sí, Back in Black también. Leyendas de la música acompañaron los primeros pasos mientras mis padres trabajaban duro para darme un prospero futuro. En el colegio imperaba el respeto. Un respeto que entregábamos a nuestros maestros de manera altruista sin esperar nada más a cambio que pasar inadvertidos ante el resto. Sí, pasar inadvertidos, porque el respeto era lo común en el aula. Un tono fuera de lugar o un amago de ataque frente al profesor, causaban el estupor pertinente que movilizaba tutor, coordinador, jefe de estudios, director, incluso hasta el presidente del APA (ahora AMPA), llegando a unos padres que recibirían ese informe con mano firme; la misma mano que impondría posteriormente un castigo severo al infractor. Así crecimos, intentando retrasar el máximo cualquier nota negativa impresa en la temible "Agenda escolar". Los profesores de entonces todavía tenían fresco el recuerdo de aquellas clases coronadas con grandes crucifijos, de borradores lanzados en busca de alguna cabeza despistada y de largas reglas de madera deseosas de aporrear dedos frágiles de niños temerosos. En mi periodo escolar ya empezaba a ser extraño ese trato más parecido al campo de trabajos forzados Siberiano que al de la enseñanza, pero todavía algún borrador dejaba la cabeza blanca a más de un afortunado compañero.

Fuimos creciendo y de pronto el temido séptimo de la EGB pasó a ser el placentero primero de la ESO. -La ESO, ¡que grandes momentos!- En el colegio donde iba, mi clase fue la primera en experimentar el bondadoso camino de "eso" (no era de extrañar los múltiples chascarrillos venidos al caso); un experimento donde fuimos los conejillos de indias menos capacitados de la historia. Una primera generación de alumnos que aprobaron porque debían hacerlo. -Al fin el sistema educativo nos hacía un regalo.- Suficientes a los no aptos, bienes a los justillos, notables a los aplicados y excelentes al resto. -¿Insuficiente? Eso no existía para un proyecto donde ni los profesores sabían que papel jugar.- A las familias se les aconsejaba a nivel individual el camino que deberían seguir sus hijos. A unos se les destinaba a la mediocre formación profesional que enmascaraban bajo el nombre de "Ciclo formativo de grado medio", a otros los invitaban a probar las mieles del todopoderoso Bachillerato. Todavía no estaban implantados los cursos puente ni nada por el estilo y la elección era fácil. -Si tu hijo es un burro CFGM, si es un lince BAT. No hay que fijarse en la nota global de la ESO... la hemos puesto de manera orientativa.- Decían. El criterio personal de cada tutor marcaba el destino del alumno. La generación menos preparada de la historia estaba dispuesta a abrir sus alas y dejarse arrastrar por un viento desconocido. Múltiples fueron los casos de alumnos brillantes y sobresalientes notas en la ESO, que a las pocas semanas de chapotear en las profundas y gélidas aguas del Bachiller, se dieron de morros contra una pared infranqueable. Incluso los profesores no daban crédito de lo que sus homónimos habían creado y dejado libre.

Inadvertida la vida seguía su curso y lo que maestros supuestamente preparados no supieron hacer, el tiempo sí puso cada uno en su lugar.

Así sin más, veias a un ex-compañero de escuela pasar con un BMW nuevecito. -¿¡Ey, que pasa tío!? Vaya carraco tas pillao. -Sí, tá to guapo eh... -No veas pavo... Man dicho que estás con la Lore. -Sí tío... ¡Está preñá! -¡No jodas! Enhorabuena tío. -Sí, vamos a pillarnos un pisillo aquí en el barrio. -De puta madre nen. ¿Qué, estas currando o qué? -Sí, dejé el insti y me puse de yesero. Buah de puta madre, me levanto una pasta... vamos a metros y ya sabes, a piñón. ¿Tú qué? -Ya ves, en el taller como siempre.- En aquellos tiempos se solapaba la gente que calzaba deportivos último modelo con otros que todavía conducíamos la utilitaria bici.

El dinero "fácil" hace que la responsabilidad se atrofie para más tarde desaparecer por completo, y si esto es un problema en épocas de bonanza no hace falta ser muy avispado para imaginar el percal que se presenta en tiempos de crisis. Padres que menospreciaban a la vez que desconocían el significado de la palabra "PADRE", trajeron a este nuevo milenio unos seres que han crecido de manera salvaje y autodidacta. Niños que te aguantan la mirada, prepotentes y soberbios, maleducados por naturaleza, irrespetuosos con su alrededor, con actitud intimidante... mierdecillas que ansían ser unos macarrillas de cartón prematuros. -¿De quién ha sido la culpa, de los padres? -Ellos fueron sometidos a un sistema fraudulento, no tuvieron elección. No podemos culparles por algo que les fue impuesto, simplemente abrazaron lo que la sociedad les ofrecía. Hicieron lo que debían hacer.-

No quiero entrar en tachar de culpables a diestro y siniestro, desataría un debate que me costaría más de cinco post defender, y sinceramente no estoy por la labor. Los profesores, el sistema, la sociedad, los padres, nosotros mismos a nivel individual, hasta el azar de los cruces genéticos, forman parte del problema. Una única pregunta debería formularse antes de emprender la aventura de crear una vida, y una respuesta objetiva erradicaría muchos de nuestros problemas. En cierto modo haríamos un retrato a la generación del cincuenta pero esta vez utilizaríamos una cámara digital. -¿Podré darle a mi hijo una vida mejor de la que mis padres me han dado a mi?- Está bien, sé que no os gusta admitirlo y que diréis que todos los padres intentan llevar a su hijo por la mejor de las sendas posibles; por eso dejaremos a un lado la subjetividad ya que la respuesta, como ya he mencionado, ha de ser objetiva. Todo esto desemboca en una sola opción. Somos sujetos, no objetos y en consecuencia todas nuestras opiniones adquieren notas desde la subjetividad. -Es por eso que digo desde aquí que la sociedad necesita el carnet... -¿Qué carnet? -El carnet de "Padre APTO".- Sí, sí, hay que presentar la declaración de la renta, las seis últimas nóminas, el currículum de estudios, responder un test psicoténcnico y que se yo, hasta un análisis clínico. -¡Que cruel!- Estaréis pensando. -Sí, pero más efectivo que cruel. Si no lo pasas en seis meses te puedes volver a presentar, tranquilidad que no pasa nada, solo tiempo.-

La responsabilidad debe imperar ante todo.

-¿De veras eres responsable?-

4 comentarios:

  1. Yo no soy madre, pero visto lo visto, la verdad es que me alegro mucho. Sobrinos sí que tengo un montón y realmente la diferencia entre la educación que recibieron sus padres, osea mis hermanas y los hermanos de mi pareja, y la que han recibido ellos, hay un avismo. Yo me quedo con los resultados de antes, pero serán cosas mías...

    Un post muy interesante, Gerard :)

    Saludos!!

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    1. Como sistema educativo tengo mis dudas, creo que los docentes de hoy en día están más preparados que los de antes. Otra cosa es que esa preparación sirva para llegar a transmitir ciertos valores que deberían estar implícitos en la enseñanza más básica. Donde lo tengo claro es que la educación, el ser educado con los demás, me quedo con lo de antes.

      Muchas gracias Julia. ¡Un abrazo!

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  2. Yo vi un borrador volar lanzado por la Señorita Rosa.

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