Un par de días de fiesta no van mal de vez en cuando. Celebrar la muerte y resurrección del archiconocido Jesús con la fogosidad de una adolescente Believer o Directioner, es otro cantar.
La pasión con que algunas cofradías celebran la Semana Santa roza el fanatismo más peligroso. La devoción, hacia figuras de yeso y cartón piedra, de gente que es capaz de pisotear a su prójimo por tocar el velo de alguna virgen paseada a hombros, tiene aires de radicalismo extremo.
Afinar el parche de los bombos, sacudir la saliva de las cornetas... esto ya empieza.
La pasión con que algunas cofradías celebran la Semana Santa roza el fanatismo más peligroso. La devoción, hacia figuras de yeso y cartón piedra, de gente que es capaz de pisotear a su prójimo por tocar el velo de alguna virgen paseada a hombros, tiene aires de radicalismo extremo.
Afinar el parche de los bombos, sacudir la saliva de las cornetas... esto ya empieza.
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