sábado, 31 de enero de 2015

Muerte y vida

Para entender la muerte deberemos antes, conocer la vida. ¿Qué es la vida? ¿Qué importancia tiene? ¿Toda vida es igual y necesaria? La vida solo tiene sentido porqué algún día esta se acaba. En cierto modo es el final, la muerte, lo que le da significado.

Empezamos comparando los distintos tipos de vida, catalogándola y dandole un valor de manera propia que no será igual al valor ofrecido por cualquier otro, lo que hace que su significado, a nivel ético, sea difícil de entender. No somos objetos, somos sujetos y nuestra otorgación del valor así lo demuestra.

Calamos nuestras redes y encontramos las bacterias, los parásitos, los virus, las pequeñas células procariotas y eucariotas... ínfimas formas de vida inconsciente, de las cuales provenimos pero que no catalogamos como vida meramente dicha, aunque sean ellas las causantes de toda la existencia que nos rodea. Sabemos que el descubrimiento de una bacteria en Marte, sería un hallazgo muy importante; los titulares alardearían del descubrimiento de vida en mayúsculas, pero aquí, en lo cotidiano y terrenal, las bacterias no están con nosotros al mismo lado de la trinchera.

Estrechando más la red de cerco, la primera comparación que se nos ofrece es en el colegio, de muy pequeños, cuando nos enseñan que hay dos tipos de vida bien diferenciada, la animada e inanimada, la flora y la fauna. ¿Como vamos a valorar de igual forma los dos tipos, si pertenecemos a uno de ellos? Cuando a alguien, por cualquier razón, se le compara dos cosas distintas y en una de estás se ve involucrado, la comparativa pasa a un segundo plano y se transforma en un intento de defender el grupo al cual perteneces con cualquier excusa posible. Esto no es más que el reflejo de la defensa de tu propio ego, de tu propio egoísmo. Por ejemplo, las plantas, son seres vivos igual que nosotros o quizás más importantes. La importancia de estos recae en el simple hecho de que si no existieran, nosotros los animados, dejaríamos de existir dejando terreno a ocupar por cualquier otro ser. Sin embargo, si los seres animados dejáramos de vivir, la vegetación, la vegetación exenta de "alma", florecería tan exponencialmente que en pocos años convertiría el "planeta azul", en el "planeta verde" y este dispondría de más vida que nunca. Este razonamiento, te revela quién tiene la sartén por el mango y aún así despreciamos a todo aquel que no pertenezca a nuestro grupo. ¿Será esto a lo que se refieren que para tener una vida plena, entre otras cosas, debes plantar un árbol? Como para dar gracias, como para devolver, en cierto modo y de forma vaga, el favor. Ya sé que ahora los más puristas diréis que sin la vida animal, la vegetal no sería igual a la que conocemos; no se trata de cogerlo todo al pie de la letra, es solo un ejercicio comparativo.

Continuando con el símil pesquero, vamos subiendo el arte a bordo y a su vez el inmenso radio va llegando a su centro. Podemos diferenciar entre vidas "con alma"; entre "animales" y seres humanos. Los animales carecen de razonamiento. Alguien exclamará que algunas vidas las cuales no han evolucionado de los primeros homínidos, también se les atribuye una razón o pensamiento parecido a la de nuestra especie. Las orcas, por ejemplo, están dotadas de una inteligencia cognitiva mayor de lo que podamos imaginar, pero para la gran mayoría no dejan de ser un animal más, como puede ser una vaca. ¿Daremos por bueno que los animales carecen de razonamiento, al menos de un razonamiento parecido al humano? No para todos. Para una persona vegana, y no me refiero a alguien de La Vega (España o República Dominicana), el amor hacia los animales y a la vida de estos, es comparable al amor que se tienen por si mismos. Su forma de vida, se rige en no perturbar, de ninguna forma, la vida ajena. Es la rama más espiritual del vegetarianismo. Me parece genial que los veganos defiendan cualquier vida de forma igual. No hacen distinciones. -Mi vida vale lo mismo que la de una gallina.- El problema de este colectivo es que no es mayoritario. Este mundo se rige por mayorías y esta, piensa que debe establecerse un equilibrio. Un equilibrio en el cual no debemos pensar demasiado, un equilibrio que se nos impone y aceptamos por la pura necesidad de nuestra pereza. Criamos animales en cautividad, transformamos sus mentes, acciones y voluntad a nuestro antojo. -Somos los dueños de este mundo y así debe ser.- Todo ha de cambiar al son que dicta el bienestar de la población, aunque esto se lleve por delante cualquier tipo de vida diferente a la nuestra. No dudamos en suministrar un sufrimiento perpetuo a cualquier tipo de ser, si así podemos hacer más llevadera nuestra existencia. -Nos pertenecen todas esas vidas, por algo somos los seres dominantes de este planeta.- Cuando lees esto, lo rechazas de inmediato. -No, yo no pertenezco a esto, yo no pienso así.- Dices horrorizado/a. Lamentablemente todos abrazamos este equilibrio que el sistema nos entrega.

Tenemos la red calada a la banda y sumergimos el salabre en busca de una gran pesca. Solo quedamos nosotros. Hemos despreciado todo lo diferente y a cambio se nos entrega un camino placentero y lleno de comodidades. -¿Parece un buen trato? -Sí, de momento lo parece.- Hubo un tiempo, aunque de ello no se hable por la vergüenza que supone para toda nuestra especie, en que unos hombres querían acabar con todo aquel que no se rigiera por las normas que ellos dictaban. Seguían buscando diferencias, incluso entre vidas semejantes. Hablo de los Nazis. Fuera del odio que gobernaba a esta gente, su propósito era conseguir que la raza humana fuera, bajo su punto de vista, pura. -Solo pueden existir los mejores. Si no eres uno de ellos, tu existencia no vale nada y debes dejar que tu puesto lo ocupe uno realmente digno de él.- Es un pensamiento impregnado de odio para la mayoría de nosotros. Este odio es manifestado en amor por aquellos que hacen suya esta idea. El amor a "su" raza, les hacía y les hace creer que el fanatismo es la solución para crear un mundo digno en el que formar parte. Diferenciar vidas humanas para lograr que un prototipo, de entre todos, gobierne el lugar, ese es el propósito y lo más despreciable que podemos pensar los seres humanos.

Para entender la muerte deberemos antes, conocer la vida. -¿Qué es la vida? -La vida lo es todo, desde la planta que riego todos los domingos, a mi fiel compañera de viaje. -¿Qué importancia tiene? -La importancia recae en la subjetividad de uno mismo. Cada uno es responsable del valor que da a las vidas que le rodean. -¿Toda vida es igual y necesaria? -Sintiéndolo mucho, no. La vida que yo considero necesaria, lo es porqué de alguna manera hace que mi camino fluya sencillo y ligero, de alguna manera saco provecho de esa existencia en beneficio de la mía. Lo mismo pasará contigo, en muchos aspectos coincidiremos pero en algunos, aun que sean pocos, no lo haremos y esa vida que para ti lo es todo, a mi no me aporta nada.- Es en este punto donde la vida y la muerte se encuentran para perder su significado.

¿Como entender la muerte si no logramos ponernos de acuerdo en el significado de la vida?

4 comentarios:

  1. Realmente me has hecho reflexionar sobre un tema que no me habría llegado a surgir fácilmente. Tu teoría es bastante interesante, y en mi opinión, acertada. Leeré algo más :)

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  2. Me gustan estas entradas que hacen detenerte un par de segundos a pensar.

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