Esperas a que llegue la noche y con ella, el breve descanso necesario para afrontar otro día.
Esperas a que llegue el fin de semana y con él, la corta desconexión de tu rutina diaria.
Esperas a que lleguen las vacaciones y con ellas, el escaso periodo de tiempo donde puedas ser tu mismo.
Esperas a que llegue la jubilación y te das cuenta de que no es lo que esperabas.
¿Qué esperas?
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